Nueva Orleans funciona durante el siglo XIX como un caldo de cultivo donde confluyen diferentes influencias culturales, desde los esclavos africanos, los músicos populares y clásicos de Europa (sobre todo de España y Francia), y los ritmos sudamericanos y caribeños, a los cuales nos referiremos como “latinos".
Esta ciudad también es uno de los tantos ejemplos del sincretismo cultural que suceden en el nuevo mundo, donde es imposible disminuir el resultado sólo a una parte, a un elemento particular, que si bien tiene una gran influencia en el resultado final, no lo es todo gran parte de ritmos africanos, además de algunas armonías, formarán la columna vertebral del jazz. Este no es el reflejo de un momento particular de la sociedad norteamericana como un todo, sino el resultado de esta confluencia de culturas en un sitio particular y un momento determinado que adquiere su valor que es el reflejo de una nueva realidad, la realidad americana en la que se integran muchas raíces provenientes de distintos lugares del mundo para formar una nueva realidad, una identidad propia que reúna e identifique a los habitantes como pertenecientes a este nuevo lugar, a este momento particular.
En Nueva Orleans fue el blues y el jazz, en Cuba la habanera, en Brasil la samba, en Chile la cueca, etc. Diferentes géneros de un mismo fenómeno, a esto se le llama mezcla de culturas o sincretismo cultural.
En esta foto podemos ver un grupo de cueca, que es un género musical perteneciente de Chile y nacido de una mezcla de culturas. Es uno de los grandes ejemplos del sincretismo que tenemos hoy en día.

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